37ª Entrega #dsdelcampanario
Hoy, 28 de diciembre, los católicos conmemoran el recuerdo martirial hacia los muchos niños que de manera “inocente” fueron pasados a espada (siglo IV a.C.) por las huestes romanas de Herodes el Grande, rey de Judea (Evangelio de Mateo 2, 16-17). Este personaje histórico, por temor a perder su trono, ordenó de forma inmisericorde sacrificar a todos los niños menores de dos años nacidos en Belén de Judea y toda su comarca, con el objetivo de deshacerse de Jesús de Nazaret, a quien los magos ( que no reyes) de oriente preconizaron como futuro rey de los judíos recién nacido.
De todos vosotros es conocido que el objetivo fundamental (matar a Jesús) de este cruel rey no llegó a cumplirse a causa del anuncio que el Ángel del Señor realizó en sueños a José indicándoles, ante la amenaza de Herodes, que huyeran a Egipto para evitar la matanza (de ahí el famoso pasaje de la Huida a Egipto), donde permanecieron hasta la muerte del real genocida.
¿Y por qué se gastan bromas en este día de infeliz recuerdo?
El origen de las bromas e “inocentadas” es evidentemente pagano y podríamos fecharlo en la Edad Media, en la legendaria “fiesta de los locos”, día en que todo estaba permitido y en el que nadie tenía la culpa de nada. Esta fiesta, en diferentes fechas y con diferentes nombres, se sigue celebrando en muchos países (Inglaterra, Italia, Portugal, EE.UU.,,,,)
“La fiesta de los locos”, tenía lugar en torno al 28 de diciembre y, dado el jolgorio y desenfreno que provocaba en los ambientes populares amenazaba el decoro, recogimiento y hondura que exigía el recuerdo hacia los mártires “inocentes”. Y, es por eso que la Iglesia Católica, con mucho poder ya en esta época, decidiera unir ambas (“fiesta de los locos” y día de los Inocentes) con el fin de calmar las excentricidades de los participantes.
Y así, de la unión “pagano-religiosa” de estas dos fiestas, todas aquellas barbaridades quedaron reducidas a lo que nosotros hoy (por ayer) denominamos “inocentadas” e “Inocente palomita que te dejaste engañar”.
En fín.
Hasta la próxima entrega.
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