34ª Entrega #dsdelcampanario
¡ Y este año más que nunca (la lluvia, porque lo que es helar, helar,….) ¡
Si echamos la vista atrás, podéis recordar cómo, desde primeros de noviembre (Día de Todos los Santos) hasta hoy, hemos tenido un tiempo de lo más variado. Hemos disfrutado de días esplendidos, sol, tardes de paseo, lluvia (mucha e intensa), nieblas (últimamente) e incluso, en muy contados días, alguna que otra helada y que, aunque hayan sido pocas, permiten que esta expresión que hoy nos ocupa, pueda seguir pronunciándose con toda propiedad.
Pero, estaréis conmigo, que en aquellos años en los que las cosas iban por su cauce, desde el primero de noviembre hasta las entrañables fiestas de la Navidad, lo normal eran las grandes “pelonas” (palabra casi en desuso por la escasez de las mismas), los campos blancos, los tejados helados, los “cerdos” contando sus horas, los aceituneros vareando con las manos congeladas, los piconeros arreciados haciendo gavillas y los tejados dispuestos para colgar la “chacina”. ¡¡¡ Qué olor a frío tienen todos estos oficios, verdad!!!
Bien, pues una vez más, las fiestas religiosas (“Tosantos” y Navidad) nos marcan el ritmo de los quehaceres y de las estaciones y, al compás de ellas van sucediéndose los tiempos y los días, como estos que ahora iniciamos y que, a pesar de la “lluvia y de las heladas”, nos enternecen y nos hacen exclamar y desear por doquier, ¡¡ FELIZ NAVIDAD !!
En fín.
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Hasta el próximo jueves.
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