Sin embargo, no es menos cierto, que noviembre da comienzo con una de las Solemnidades más importantes de la tradición cristiana: la de Todos los Santos, donde se tributa culto a todas aquellas personas (canonizadas o no en el calendario) que gozan ya de la presencia de Dios. Fiesta impuesta por el papa Gregorio IV a mediados del siglo IX, convirtiéndose así, en una de las Fiestas más antiguas y universales de la Cristiandad.
Este día se conoce de muchas y diversas maneras en diferentes y regiones y partes del mundo, Tosantos (Cádiz), Tozanto (Benacazón, Sevilla), Tintilillo (Colombia), Día dos Finados (Brasil),…
Suelen ser típicas las irresistibles viandas que afloran por este día en nuestros pueblos; gachas, chaquetía, pestiños, boniatos, huesos de santos, buñuelos,…
Y, por otro lado, no es menos apoteósico el final del mes con la Fiesta de San Andrés, apóstol (30 de noviembre). En este día se recuerda a San Andrés como el primero (junto con San Juan) de los discípulos de Jesús. Si tuviera que destacar algo de su “curriculum” me quedaría con su Patronazgo sobre la Iglesia de Constantinopla que lo venera como Patrón desde el siglo I.
En fín.
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Hasta el próximo día.