(Comentarios al refranero popular-religioso castellano)
Por San Fermín, mocitos a la fiesta, abuelos a la siesta
El próximo lunes 6 de julio a las doce, como
manda la tradición se tendría que lanzar desde el balcón de la Casa Consistorial el
famoso chupinazo (txupinazo) que marca el inicio de los sanfermines o
pamplonada, fiestas con las que la ciudad de Pamplona le tributa culto al santo
patrón de la ciudad (y, junto con San Francisco Javier, de la provincia
Navarra). Este año y a causa de las extraordinarias medidas sanitarias de obligado cumplimiento, no podrá ser. ¡Lástima!
San Fermín, según la tradición, vivió hacia el siglo III
y fue el primer obispo de Pamplona, su ciudad natal. Posteriormente, y dado su
celo y vocación misionera también lo fue de Amiens, ciudad francesa en la que encontró
su muerte siendo decapitado durante la persecución del emperador Diocleciano
(de feliz memoria, ¡ya lo creo!).
El inicio del culto a San Fermín está fechado en el siglo
XII, intensificándose en el XVII y rivalizando con el otro santo regional, San
Francisco Javier (“propiedad de los jesuitas), surgiendo así dos bandos
cultuales, los “ferministas” y los “javieristas”, que hoy día conviven en paz
gracias al papa Alejandro VII que los nombró copatronos titulares de Navarra.
La fiesta de San Fermín se ha celebrado en diferentes
fiestas a lo largo de la historia, 13 de enero, 25 de septiembre, 10 de
octubre,… hasta que un obispo navarro, allá por el año 1591 la fijó el 7 de
julio para aprovechar el buen tiempo y también para hacerla coincidir con la
feria de ganado de la ciudad, aún sabiendas de que esta fecha no guardaba
relación alguna con la vida del santo.
Y, tan solo hay que ver imágenes de las fiestas para
entender el refrán de hoy. Los mozos de fiesta y los que vamos peinando canas,…
a disfrutar de una buena siesta. Estamos en fecha de ello.
En fin, todo sea por San Fermín.
Hasta el próximo jueves.
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