15ª Entrega #dsdelcampanario
(Comentarios al refranero religioso-popular castellano).
Llorar como una Magdalena
María, natural de la ciudad judía de Magdala (cercana a Cafarnaúm) es una de las popularmente conocidas como “las tres Marías” (las otras dos son María, la madre de Jesús, y María de Betania, hermana de Lázaro el amigo al que Jesús resucitó de la muerte).
Según nos cuentan, tanto los Evangelios Canónicos (reconocidos por la Iglesia) como los Apócrifos (no reconocidos por la Iglesia), María de Magdala (o Magdalena) no aparece en muchos pasajes de la vida de Jesucristo, pero lo curioso de todo es, que siempre que aparece, lo hace llorando. Es una auténtica “llorona” aunque, también es verdad, que cuando llora (como nos decían nuestros padres), llora por algo, ¿recuerdas esa frase?
María, la Magdalena, llora por la muerte de su hermano, por la crucifixión de Jesús, por el robo del cuerpo de Jesús de la tumba, llora, también, en el momento en que Jesús la salva de la lapidación a la que había sido condenada por cometer adulterio (¿recuerdas aquello de “quien esté libre de pecado que tire la primera piedra?, pues eso era por ella), llora cuando recibe al Maestro en su casa y ungiéndole los pies con sus lágrimas se los seca con sus cabellos, ¡ qué tierno tuvo que ser este gesto ¡.
Pero, lo que yo digo, todo lo soluciona llorando, fue lo que se dice una mujer de lágrima fácil.
Una curiosidad que nos aporta la memoria de esta santa es la conocida tradición de los “huevos de Pascua” y que se basa en una conversación que ella mantuvo con el Emperador romano Tiberio en la que, y para convencerlo de la Resurrección del Señor, utilizó un huevo con el que se produjo un curioso fenómeno que es el que da origen a los famosos “huevos de Pascua”. Pero, otro día os hablaré de ello.
Y, ya sabéis, no quiero ni una lágrima (que también nos decían nuestros padres).
En fín.
Hasta el próximo jueves.
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